sábado, 8 de marzo de 2008
Conversaciones a media voz
Cuanto más corría, más se encogían sus pulmones ¿por qué no habré traído la escoba? que gilipollas pero era importante mandar de una vez esa carta.
Llegó a la lechucería sin poder respirar, y tuvo que agarrarse al borde del arco de entrada para no caer al suelo mientras se sujetaba el pecho del que el corazón quería salir. Este tema era demasiado delicado y ya había tenido bastante. Poco a poco fue recobrando el aliento y se dirigió a la lechuza más cercana alejandose del lugar donde había descansado, le ató la carta a una parda con ojos verdes y le indicó el lugar de destino "A la Mansión Doria". En ese instante, la lechuza alzó el vuelo y salió por un hueco del gran ventanal de la lechucería situada más allá del pequeño lago que envolvía la parte de atrás del Castillo. Aún no estaba segura de lo que debía hacer, pero eso estaba claro, debía detenerlo a toda costa. La lechuza se perdió en el horizonte, y decidió volver al Salón para desayunar de una buena vez.
Volvía a ser lunes. Y como cada primer día de la semana desde que llegaron, a Carla le costaba levantarse, a Gabriela le costaba dejar de pensar que llegarían tarde y a Alejandra le costaba meterse en la ducha a primera hora. Era increíble que aún no se hubieran acostumbrado a levantarse temprano... el problema es que aún recordaban los días de verano, en los que las tres podían levantarse a la hora que quisieran -eso sí, después tenían que ayudar en casa, repasar hechizos, o simplemente ir a pasar el tiempo libre que por entonces les sobraba-. Ahora lo que faltaba era tiempo. Les daba la impresión que tendrían que aprender a alargar los días mediante hechizos, porque los giratiempos eran escasos y caros, muy caros, demasiado para ellas.
Y para colmo, el frío se había instalado en las paredes de Salmanfortis como uno de esos Lapodem que siempre se pegan en los cristales de los enormes tanques de agua de las salas de estudio de Criaturas Mágicas acuáticas.
-No pue... e... do ni.... ha... a... blar.... -les dijo Carla a las chicas mientras tiritaba como si estuviera en el Polo Norte -el.... frío.... no... aguanto... el frío....
-Ni yo, odio este frío que no te deja ni pensar -Alejandra estaba tapada hasta las cejas con una enorme bufanda amarilla.
-No es para tanto chicas. Yo lo que no aguanto es el calor. Además, dentro de nada estaremos en el Salón al lado de la chimenea.
A Carla y Alejandra se les iluminó la cara solo de pensar en el calor que desprendía la gran chimenea de piedra situada frente a las cinco mesas de las Casas, mientras aligeraban el paso por los pasillos y escaleras bajándolas en dirección al Salón.
En las escaleras del tercer piso se cruzaron con Julia, que también se dirigía hacia el Salón. Ninguna de las tres tuvo la más mínima intención de saludarla, pero ella les dirigió una sonrisa y les soltó un Hola cargado de sarcasmo, que Carla intentó obviar por razones más que evidentes. La entrada estaba más que concurrida. Al parecer todos los alumnos habían notado el drástico cambio de temperatura y todos se arremolinaban ante la gran puerta ahora cerrada ¡gracias a Merlín! y se dirigían a desayunar.
-¡¡Hay que tener cara!! ¿Cómo se atreve a dirigirte la palabra?
-¡¡¡Es... es.... una sinvergüenza!!!!
-Tranquilas chicas... sé lo que hizo. Pero al fin y al cabo, ella no sabía que a mi me.... gustaba Rodrigo ¿no? -les soltó Carla, que parecía estar más tranquila de lo normal, demasiado -y bueno... él fue el que no le dijo nada de mi. Por algo será. Además ¡no me importa!
Mentira. Claro que me importa, pero ¿qué puedo hacer? Na-da.
Por un momento recordó el lago, la luna, el cielo salpicado por un sin fin de estrellas que temblaban, tanto como ella cuando los dedos de Rodrigo rozaron su piel.... Un suspiro eterno pareció apoderarse de sus pensamientos, su mente y su alma.
-¡Que la jodan Carla!
-Ale, esa boca -Gabriela le dió un empujoncito mientras sonreía. Ella también pensaba exactamente eso.
-Paso de ellos.... Vamos a desayunar.
Y las tres entraron en el Salón y se sentaron a la mesa de los Linces, como no, al lado de Ángel y el resto de jugadores del equipo de quidditch.
-Ya estamos todos -soltó Gabriela -Y yo que soy ¿la recogequaffles?
-No estaría mal Gabi ¿te apuntas?
-Ni hablar Ángel. Antes me quedo con el profe de vuelo que con vosotros en un entrenamiento.
-¡Que drástica! Tampoco soy tan exigente... Además, así estarías con tus amiguitas -y soltó una mirada hacia Carla y Alejandra en la que se veía una sonrisa.
-Preferiría enfrentarse a uno de esos Cíclopes antes que formar parte del equipo ¿verdad Gabi?
-Ala.... ¡Que bestia! Tampoco es para tanto... solo que no se me da bien el quidditch -le dijo a Alejandra encogiéndose de hombros.
-Eso es una forma demasiado diplomática para decir que no te gusta el quiditch ¿a que si?
-Ángel. Come y calla.
Y tras unas risas, los chicos tomaron el primer desayuno de la semana antes de empezar las clases. Alquimia, Pociones, Adivinación y cómo no, más deberes.
-¡Odio Alquimia! Es lo peor de este colegio, ¡lo peor! -Julia lo gritaba a los cuatro vientos tras salir de clase antes del almuerzo.
-Yo también... es horrible.
-¡Pero si a ti se te da genial! Aunque, mucho peor que hacerme sentir bien.
-Tú eres la que me hace sentir bien a mi. Y... quiero.... estar contigo todo el... tiempo -miraba hacia abajo mientras lo susurraba.
-Y yo contigo, Tomás... pero
-Lo sé. Aunque no entiendo por qué no lo dejas si con quien realmente quieres estar es conmigo -le cortó.
Y la verdad era que ni ella misma lo sabía. No sabía por qué estaba con él, por qué no le dejaba y volvía con Tomás. Se lo preguntaba cada noche, a solas en su cama cuando se metía bajo las mantas para que nadie la viera llorar. Estaba confusa, mucho. Demasiado. Al fin y al cabo ¿le gustaba Rodrigo realmente? ¿O fue aquella revelación la que le hizo dar el paso para aceptarle? Eso tuvo que ver, está claro. Pero no estaba segura. Debía comprobar que era cierto todo eso y qué había de verdad bajo las palabras de Alora.
Dejó a Tomás con un escueto lo siento y siguió hacia el Salón para almorzar. Esta vez se sentó lejos de Tomás, no quería que Rodrigo empezara a sospechar de él y de algún modo descubriera que estaban juntos, que se acostaban. Eso echaría por los suelos todos sus planes, todas sus averiguaciones.
Después de almorzar, los Delfines tenían clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Y de nuevo fue Andrés el que dejó boquiabierto al profesor tras ser el primero en conseguir quitarle una Maldición Preloda a un ratoncito blanco al que le habían salido unos colmillos enormes que hacían que el pobre animal no deseara otra cosa que no fuera obtener un poco de sangre de donde fuera -y resultó ser Eliana, una compañera de Casa su primer objetivo-.
-¡Cincuenta puntos para los Delfines! Bien hecho muchacho, es uno de las contra maldiciones más difíciles que se enseñan en Salmanfortis. Deberíais aprender de él. ¡Bien hecho, bien hecho!
-Gracias profesor.
El chico abrumado ante las palabras del profesor, volvió a su mesa y se sentó junto a su compañero.
-¡El siguiente! ¿Quién se atreve con una Instantánea?
Sin duda él. Pero había sido demasiado por un día. No quería parecer prepotente delante de sus compañeros... ya había algunos que no le tragaban a causa de sus perfectos hechizos y eficaces pociones -aunque no fuera una de sus asignaturas favoritas-. Al final salió Narima, que decidió intentarlo.
Pero no salió bien. Y Andrés sabía que lo habría hecho bien. Pero no importaba, tendría más oportunidades de demostrarse a si mismo de lo que era capaz en la siguiente clase. El resto del curso. Toda su vida.
Después de clase, Joel fue a la biblioteca para terminar los deberes de Pociones. Demasiados nervios contenidos en la Zona Común de los Lobos, porque se acercaba el primer partido de quidditch. Y aunque eso estaba bien, entusiasmarse ante la inminente lucha, lo que no soportaba eran los constantes gritos de los jugadores del equipo aireando a los cuatro vientos que vencerían, que eran los mejores y que les meterían las quaffles hasta por el culo.
Patético.
Así no se podía concentrar en las propiedades de la madreselva y el rúculo. Entró en la biblioteca decidido a terminar todo lo que debía tener para el día después, así que eligió la mesa más alejada de la puerta para evitar distracciones.
Jo-der. Ocupada. Pero no se dió cuenta de quién era hasta que el chico levantó la cabeza de sus deberes y clavó la mirada en sus ojos mientras sonreía. Sabía quién era. Un Lince en el que se había fijado más de una vez -para qué engañarse- porque estaba verdaderamente apetecible. Y aunque quería salir de allí corriendo, sus piernas le dirigieron inconscientemente hasta él. Dejó pergaminos, libros y pluma encima de la mesa donde estaba sentado el chico.
-Hola -susurró -¿Transformaciones?
-Pociones más bien...
-¡Ah! Acabo de soltar el libro del que he cogido la información sobre el rúculo. Esta en ese estante de ahí -señaló a uno que tenía a su espalda.
-Empezaré por el rúculo entonces -y tras coger un gran libro verde con la textura del césped del que salían pequeños brotes morados, se sentó al lado del Lince para empezar su redacción de un metro y medio sobre las propiedades de los ingredientes de la Poción Multiusos.
Toda la tarde en la biblioteca pasó factura. Fue un día agotador. Tras hacer los deberes, Joel como el resto de alumnos después de cenar, se dirigieron a sus Zonas Comunes para descansar, terminar los deberes, o simplemente dormir. A las doce el Castillo ya estaba sumido en el más absoluto silencio. Solo los Encargados de las diferentes Casas rondaban los pasillos para cumplir con sus rondas. Deseando también acabarlas para descansar en sus camas que se prometían calientes al abrigo de las nuevas mantas repartidas por los elfos que cuidaban del más mínimo detalle. El frío se estaba haciendo notar antes de lo esperado, helando hasta el más recóndito rincón de Salmanfortis.
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3 comentarios:
joder geme!!
te he dicho alguna vez que eres la caña de salmanfortis??
No?? como que no?
Pues si, lo juro por las bragas de dumbledore, la varita de sirius y lo que haga falta de lupin (?)
Aunque andres tambiene sta echo un maquinorro en defensas, pero como tu haces que sea asi la maquina eres tu!
tomaaaaa yaa!!
julia...a julia le hace falta una poción atigilipollez (?) a ver si se la fabrican, por que vamos!
Gemeeeee eres simplemente genial!
te quierooooooooooo mas que voldemort a un Horcrux XDDDD
Muaaaaakkss
Muy buen capi Luna!! Lástima que no puedas escribir tan seguido como antes, aunque viendo el lado positivo me ha enseñado a ser más paciente... Bueh, cuestión que te felicito por tan buen trabajo, y espero que termine con honores...
Que frio me ha dado leer el capi!!! Esta genial, como siempre a tu nivel.
Muchos besos niña
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