La fiesta duró toda la noche, o al menos eso le pareció a Carla, que tras decidir irse a dormir siguió escuchando chistes contra los Osos y risas sin cesar hasta quedarse dormida. No sabía cómo pero en algún punto entre el último chiste sobre Romeo y por dónde podría meterse sus aires de superioridad y la salida del sol su cuerpo no dió más de si y sus ojos se cerraron.
Fue sobre las 12:45 cuando abrió los ojos. Un leve dolor de cabeza le atacó desde el momento en que el primer rayo de sol rozó sus pupilas.
-¡Joder.....! Es horrible... ¿por qué hay tanta luz? -y con una sola palabra, la varita llegó desde la mesita de noche hasta su mano y con un leve gesto de muñeca, las cortinas de la cama se cerraron de golpe.
Alejandra y Gabriela ya estaban despiertas, intentando organizar junto con el Encargado de los Linces la sala de la Zona Común que parecía completamente destruída por un tornado: esos fenómenos del tiempo que traían de cabeza a los muggles.
Y tras agradecer su ayuda, el Encargado les indicó que ya podían irse a desayunar si querían. Aunque Gabriela pensaba que ya era demasiado tarde para eso, "¡son casi la una por Merlín! ya es la hora de almorzar...".Y esa idea le gustaba más a Alejandra, que con el hambre que tenía no se conformaba con un par de tostadas y zumo; quería algo más, algo más grande y más suculento. Se le hacía la boca agua de pensar en tortilla, macarrones con espárragos "¿quizá en flan de postre?".
-Necesito comer ahora, o haré honor al nombre de Cíclope chupasangre de chicas guapas -mirando a Gabriela que se le abrieron los ojos como platos.
-Pues he de decirte, que no estoy nada apetitosa.
-Si tardamos más, lo comprobaré yo misma Gabi, te lo aseguro...
-¿Y a qué esperamos? Quiero seguir viva para el Baile de Navidad... es más, pretendo llegar a séptimo y ser nombrada Encargada de los Linces.
-Pues si quieres cumplir tus sueños, más vale que bajemos en este momento -sonrió.
Las dos salieron en dirección al Salón, no fuera a ser que Gabriela acabara con sus dotes de Adivinación en el caldero más grande de la cocina de Salmanfortis. Y Alejandra hubiera sido capaz de eso y más. Tanto era asi, que ni esperaron a que Carla despertara.
Bajaron los escalones con algo más que prisa, era premura por llevar algo a la boca, saciar el rugiente estómago de la Guardiana de los Linces porque desde la cena no había probado bocado, y eso era algo realmente raro en ella e inusual en sus hábitos alimenticios.
Entraron por la puerta del Salón como un huracán y Alejandra se sentó enseguida al lado de Ángel, que sinceramente no tenía muy buen aspecto.
-¿Jag gormigo poco eg Ángeg?
-Primero traga y después preguntas Ale -soltó Gabriela que no podía soportar ver tanta comida desperdigada por la mesa fruto de la insistencia de Alejandra por hablar con la boca llena.
-Más bien, no he dormido nada.... -y apoyó la cabeza sobre las manos, y los brazos sobre la mesa -tengo un dolor indescriptible en esa cosa que llevamos sobre los hombros.
-¿El cuello? -se burló Gabriela.
-Muy graciosa.... la cabeza... no... me puede doler... más.... -y quería esconderse bajo tierra para no oir a nadie, ni a nada como a los estúpidos alumnos de los cursos inferiores diciéndole, GRITÁNDOLE felicidades.
-No será... ¿que te pasaste con las Cervezas de Mantequilla, no Ángel? -Gabriela parecía divertirse mortificando al pobre.
-¿Cervezas? Nahh... solo hubo un par de ellas, el resto era algo raro... con un nombre extraño... algo asi como Wibeza. ¡Eso fue lo que me sentó como una puta patada en el culo! -volvió a aguantarse la cabeza con más fuerza que antes.
-Wibeza... interesante... ¡A saber qué narices tenía ese mejunge!
-Al parecer era una mezcla de Whisky de Fuego, Cerveza de Mantequilla y otros ingredientes
sopresa, según nos dijo Iván.... Recuérdame matarle cuando esto se me pase.
-Claro, claro -y no paraba de reir.
Alejandra se había perdido en la conversación, no pensaba en otra cosa que no fuera "comer, comer, ¡comer!".
En la mesa de los Halcones, Julia también desayunaba: aunque la misma cantidad que Alejandra, su elegancia la hacía parecer que no había comido nada; cosa que por otro lado, a Alejandra le traía sin cuidado. Desde hacía tiempo "más exactamente, desde que salía con Rodrigo" Alejandra pensaba que "más vale no tener tan buenos modales y tener claro qué significa la palabra Amistad" algo que al parecer Julia desconocía, pero estaba bien siempre y cuando se llevara a la cama a algún chico "los buenos modales, definitivamente estaban de puta madre".
Julia se levantó al terminar de desayunar y fue directa hacia Rodrigo, que sentado en la mesa de los Lobos discutía con Nakor las jugadas que éste había visto la mañana anterior en el partido Linces contra Osos.
-Y después, el muy capullo casi coge la snitch antes que Ángel. Pero gracias a que fue más rápido consiguió cogerla; bueno, gracias también a que Carla metió un par de goles.
-Interesante.... habrá que averiguar más sobre esas jugadas -"y sobre Carla", que estaba resultando ser una caja llena de sorpresas -para estar preparados de cara a nuestro partido claro... -las últimas palabras quedaron en un susurro más allá de lo que deseaba decir, intando justificar ante su amigo sus pensamientos, como si éste hubiera podido escucharlos dentro de su mente. "No seas tonto, no puede oirlos.... espero".
-Hola mi niño ¿cómo estás hoy?
-¿Erm? -y la voz de Julia le sacó de sus cavilaciones -¡Ah! Hola Julie... yo bien, bien... aquí debatiendo sobre las jugadas de ayer ¿y tu? -en realidad, no tenía ganas de nada. Quería salir de allí en ese momento, que fuera de noche, de nuevo viernes para estar en el lago, enredando sus dedos entre el pelo de la misteriosa figura aparecida tras el árbol. "¿Fue real? Igual solo lo imaginé... quizá no exista... ¡o peor! sea alguna criatura mágica que habita en ese lugar.... raro, nunca la había visto, ni tenía noticias de tales seres.... ¿una sirena tal vez? No seas gilipollas, las sirenas no viven en el lago termal.... ¿una ninfa? podría ser... pero entonces.... ¿le gustaba una ninfa? ¿quería ver a una ninfa? ¿quería besar a una ninfa? Si definitivamente era una ninfa.... esa piel tan suave, ese pelo largo, ese olor que aún no sabía diferenciar.... eran dignos de un ser mítico, mitológico. Sin ninguna duda, había algo Divino en ese cuerpo que solo había podido tocar. ¿Podría verlo alguna vez?".
-... no nene? ¿Rodrigo?
-¿..Eh? ¿...cómo? ¿Qué decías?
-En que las jugadas de los Linces eran.... olvídalo, no me estás echando cuenta.
Y la Halcón se fue bajo la atónita mirada de Nakor y Joel, mientras que Rodrigo intentaba contraer las pupilas dejando de pensar en la ninfa, con los ojos clavados en algún punto lejano entre la puerta y las escaleras que llevaban a la primera planta del castillo.
-¿Tío, estás bien? -Nakor aún seguía a Julia con la mirada por el rabillo del ojo -se ha ido... y creo que mosqueada.
-Estoy bien... es que, me quedé pensando en la jugada que me contaste sobre el primer gol de los Linces -"por no decir de Carla, claro".
"Es que mira que he sido gilipollas ¿eh?" Rodrigo no se quitaba esa idea de la cabeza... aún no entendía por qué cojones estaba saliendo con Julia. "Un calentón, eso fue.... me gustaba, porque hay que reconocer que es guapa... pero no. Eso no basta. Y es inteligente, pero tampoco llena. Y es... es.... Julia, no es Carla". Y subieron a la Zona Común de los Lobos a intentar descansar un poco -Rodrigo- y a hacer los deberes que quedaban -Joel-. Nakor... él simplemente pasó de todo y fue a buscar a Catalina.
Estaba en el Jardín posterior del ala Norte. Era precioso. Las Saxtem -a veces malditas criaturas endemoniadas que pueden hacerte sangrar hasta morir, pero otras son tan hermosas como las hadas blancas- jugueteaban siguiendo a las abejas, que intentaban posarse en las pocas flores que quedaban a causa del frío. Y ella las miraba embelesada, como si fuera un espectáculo digno de recoger en algún libro. Escribía. Era un pequeño diario en el que apuntaba cosas que le sucedían, salteadas... hacía bastante que no lo cogía. Y se sorprendió que el objeto plasmado en todas las páginas estuviera saliendo por el arco de piedra que daba al jardín. Lo cerró de inmediato.
-Hola Catalina... ¿qué haces?
-Hola Nakor. Pues aquí, viendo a las Saxtem, y escribiendo sobre ellas -mintió.
-¿Piensas estudiar Cuidado de Criaturas Mágicas? ¿La cogerás para tus próximos C.A.P.A.s?
Y así de fácil era entablar una conversación con él. Más sencillo que mirar al cielo. Más que una sonrisa. Mucho más que mirarle a los ojos, por supuesto.
Pasaron la tarde hablando de esas criaturas, sobre el partido del día anterior, sobre las posibilidades de los Osos para ganar la Copa y sobre temas menos profundos, como el tiempo. No se atrevían a entrar demasiado en el tema que a ambos le corroía por dentro. Aún no. Nakor no estaba reparado. Y ella tampoco, mucho menos después de recibir la carta de sus padres.... "...y el Día del Baile de Navidad será la oportunidad perfecta...." pero en ese momento, la había olvidado por completo.
Mientras, en las Catacumbas Julia había vuelto a convocar el sofá celeste. Tomás la desnudaba despacio y ella se dejaba. Al fin y al cabo hacía mucho tiempo que no estaba con él. Y por otra parte, Rodrigo no le daba lo que ella necesitaba.
-Dime que le dejarás ¡Promételo!
-No puedo prometerte eso Tomás.... pero si no quieres, siempre puedo irme.
Él la agarró del brazo en un intento de ella por subir las escaleras. Se sentía impotente, pero no quería dejarla ir. La necesitaba, a todas horas. Y eso era lo que últimamente no tenían: tiempo.
"¿Qué mas da si está con él o no? Después de todo es a mi a quien busca cuando necesita estar con un chico, cuando necesita desahogarse ¿no?".
-Quédate...
Ella se dió la vuelta y se quitó la camisa, bajo la que no llevaba nada. Y la falda, bajo la que sólo se encontraba su piel. Desnuda, pidiendo que la amara sin palabras.
Y en ese momento, se dió cuenta de que no existía nada más para él. Solo ella, Julia, SU Julia.