-Despierta Rodrigo.... ¡despierta!
-Umm.... q...ue.... -respondió aún dormido.
-Vamos... ¡arriba! -Nakor le zamarreaba con tanta fuerza que casi le tira de la cama.
-¡Está bien, ya voy!
De mala gana, Rodrigo se levantó. A penas veía nada. Sus ojos no se abrían.
-¿Qué hora es? -preguntó confuso.
-Las tres y diecisiete, pero si no te das prisa, se nos hará de dia -respondió Joel ya listo.
-Joder, las tres.... ¡yo os mato! -"ahora que había conseguido coger el sueño" pensó.
-Venga ya Rodri... últimamente te quejas por todo. Y eso que tu apoyaste la idea.... ¡Arriba! -le dijo Nakor que ya tenía lista una mochila grande con tres toallas y algo de picar por si les entraba hambre.
-Vale.... ya me levanto -resignado se vistió y cogiendo su capa invisible y su varita, salieron los tres del dormitorio sin hacer ruido.
Tapados con sus capas invisibles, bajaron las escaleras hasta la puerta principal. Demasiada suerte, no se habían encontrado con ningún Encargado "¡Qué raro!" pensó Nakor acostumbrado a esas escapaditas nocturnas. No era habitual que el Castillo estuviera tan vacío, tan libre de ojos centinelas pero así era. Fue bastante fácil salir por la puerta principal. Pero la preocupación de Rodrigo ante ese pensamiento se disipó cuando la brisa nocturna de Noviembre chocó contra su cara, que aunque tapada con la capa podía sentirla igualmente.
Bajaron los escalones de la entrada a escuras, solo iluminados por la brillante luna. No sabían dónde estaban los otros dos de no ser por las pisadas que iban apareciendo delante. Nakor iba en primer lugar cargando en una mano con la varita y en la otra con la brújula mágica, que nuevamente se había negado a funcionar.
-Menuda porquería.... -susurró Nakor.
-¡Nak! ¿por dónde vamos? Ya estamos cerca ¿no? -Rodrigo miraba para todos lados intentando ver al chico con la brújula, pero sin resultado.
-¡Espera Rodri, ya casi estamos...! ¡Lumos! -la varita de Nakor se encendió levemente.
-Menos mal, ya te veo... -Rodrigo vio cómo apareció Nakor bajo un trozo de tela, a penas se le veía, pero la escasa luz que proporcionaba la varita era suficiente para ver su cara, que la tenía cerca de la brújula.
-¡Nada, no funciona! Menuda mierda, este aparato está estropeado... seguro.
-¿Y entonces? -preguntó Joel que se impacientaba.
-Estais de suerte, menos mal que se por donde se va -respondió Nakor que cerró la brújula mágica y siguió andando entre árboles y maleza.
-¡Espera! -Joel y Rodrigo le seguían de cerca.
Comenzaron a sentir calor. Por fin, tras varios minutos los tres chicos llegaron al lago. De su alrededor se desprendía tanto vapor, que era casi imposible ver la separación entre la arena y el agua.
-Menos mal.... el lago.... -Rodrigo aspiró el aire caliente, pero con un olor especial, a tierra mojada.
Adoraba ese lugar. Hacía tiempo que no iba a ese lugar a bañarse, a nadar, a relajarse. La última vez que había ido fue el día en que había visto a las tres Linces. A Carla sobre la toalla, mojada, tomando el sol, con la parte superior de su amarillo bañador desabrochado.... De nuevo habló por él su estómago, como si una manada de saxems se estuvieran dedicando a volar dentro de él. No podía olvidar el cuerpo de Carla. Claro que no.... "¿Pero por qué ahora sentía esto? ¿Por qué no antes?" Al parecer, algo estaba cambiando en él, algo que no podía explicar. A su mente, a sus labios solo venía su nombre: "Carla..."
Extendió una toalla sobre la arena como días antes hubiera hecho la Lince e intentando no pensar en nada más, se metió en el lago. El agua tibia aliviaba su cuerpo cansado tras una semana agotadora. Joel y Nakor no tuvieron tanta delicadeza para entrar al agua: corriendo desde la arena, se metieron en ella tras decir la típica frase "¡El último es un Yarrox con pies peludos!"
"¡Eran como críos!" Ya esos juegos a penas le hacían divertirse. Su vida se había complicado demasiado en las últimas semanas, más de lo que hubiera deseado. "Pero todo esto me lo he buscado yo, yo solito..."
Dejó que el agua le llegara hasta la barbilla, cerró los ojos y en menos de un minuto, ya se sentía renovado. Ese era el poder de aquel mágico lugar. El agua del lago renovaba por completo a cualquiera que se mojara en ella. Rodrigo ya lo sabía. Fue algo que aprendió en sus tantas escapadas para ir a nadar. Por la mañana se sentía como si hubiera vuelto a nacer.
Abrió los ojos para ver qué hacían Joel y Nakor. Los dos hacían lo mismo que él, relajarse. Sus torsos desnudos agradecían la eficacia del agua. También estaban agotados.
-Esto es vida..... -Joel estaba en la gloria.
-Ha merecido la pena venir ¿verdad? -le dijo Nakor que flotaba sobre la superficie.
De repente algo se escuchó tras un árbol cercano. Rodrigo abrió los ojos atento a cualquier ruido, por más mínimo que fuera lo oiría. Nakor se puso de pie sobre el fondo, e igual que Rodrigo intentaba escuchar de nuevo el sonido.
-¿Qué pasa? -preguntó Joel que no se había dado cuenta de nada.
-Shhhh... calla -Nakor estaba andando hacia el árbol, cuyas raices salían del fondo del lago y que al parecer de detrás del cual provenía el ruido. -¡Accio Varita!
La varita de Nakor voló hacia su mano como un rayo. Rodrigo se acercó a él, que aunque sin varita, allí estaba para ayudar en lo que fuera. Joel, se quedó donde estaba, al parecer demasiado asustado como para acercarse o salir del agua.
Lentamente, estaban cada vez más cerca. Nakor levantó su varita.
-¿Hay alguien ahí? -preguntó, pero nadie contestaba -estoy armado ¡sal quien quiera que seas!
Nada. Silencio absoluto.
-¿Hola? -dijo Rodrigo que se estaba acercando más.
-Por favor, no te acerques....
-¿Quién eres? ¡Shhh calla Nakor! -le dijo Rodrigo, pues al parecer Nakor había decidido transmitirle a Joel lo que pasaba.
-Está bien..... -respondió.
-No importa, no importa mi nombre.... quiero que os vayais de aquí. No podré salir si estáis delante...
-¿Por qué dices eso? ¿Estás bien? -a Rodrigo le parecía conocer esa voz. Se acercó más aún mientras Nakor iba con Joel.
No sabía quién era, pero algo le decía que se acercara, que descubriera quién era. Y eso hizo. Se acercó.
-Ni un paso más o no respondo -dijo la voz.
-Tranquila, no voy a hacerte daño -le respondió Rodrigo.
La respiración de la chica se aceleró. Mientras, él se acercaba. Notaba su respiración. Se aceleraba. La de él también. Atraído por la oscuridad que envolvía la voz misteriosa de la persona que que se escondía tras las raíces del árbol, Rodrigo alargó su mano con la intención de encontrarla, de tocarla.
Un leve chapoteo de agua le indicó al Lobo que ella había dado un paso hacia atrás. Y otro más de él, hacia ella.
Por fin su mano la rozó. Su hombro fue lo primero que tocó. Suave, frío. Ella lo retiró, se acurrucó contra la pared de rocas que se erguía detrás. No podía escapar. Rodrigo dió otro paso más, buscando de nuevo la piel más suave que jamás había tocado. El corazón se le aceleró al encontrar su brazo, tan suave o más como el hombro, húmedo a causa del mojado pelo que le caía hasta la cintura. Ella temblaba "¿por qué? ¿acaso estaba asustada?" Buscó su mano y la estrechó, la acarició suavemente. El estómago le daba vuelcos con tanta rápidez que el recién formado nudo de su garganta no le dejaba respirar, estaba mareado, pero no pararía. Algo dentro de él le pedía seguir. Seguir acariciandola, hasta descubrir quién era la misteriosa que se escondía tras el árbol, ahora a menos de medio metro de distancia. "¡Dios, como deseaba hacerlo!" Y lo hizo, se acercó más aún. "¡Que delicia aquel juego! El juego de acariciar a una chica que no conocía en la oscuridad de la noche, escondidos de la vista de todos, mojados, y por única ropa un pequeño bañador que a penas se atrevía a ponerse a la luz del día por ser demasiado ajustado. ¿Quién se iba a imaginar que habría alguien más en el lago a esas horas?" No le importaba, no le vería al fin y al cabo.
Deslizó la mano hacia arriba, acariciándole suavemente el brazo hasta el hombro. Otro paso. Más cerca aún, demasiado. Un olor tan dulce como aquel momento llego hasta él: "canela... Dios... adoraba ese olor". Le recordaba a la cocina de la casa familiar, en la que Tanis, una de las elfas domésticas siempre hacía arroz con leche. Y ese olor le incitaba a acercarse aún más, a comerle. En un instante, la estrechó fuerte contra él, un abrazo, un abrazo con tanta pasión que la respiración de ella se volvió aún mas acelerada. Solo ahora se dió cuenta "¡Su espalda desnuda!" Sentía los pechos sobre su torso. Su pelo se enredaba entre sus manos, en sus brazos.... palpitaciones. Palpitaciones por todos lados. Algo comenzaba a hincharse dentro de su pequeño y estrecho bañador. Ella lo notaba. Gimió.
Los dedos de Rodrigo buscaron la cara de la chica. Un mechón de pelo colgaba hasta la cara. Él lo apartó y le acarició la mejilla, antes fría pero que ahora ardía. "De nuevo ese olor.... Canela...." Cada vez se hacía más fuerte. Le cogió la barbilla y como si fuera lo último que iba a hacer en su vida se acercó lentamente y la besó. Al principio lenta y dulcemente, poco a poco, cada vez con más fuerza, pasión y devoción. Se comían.
El Lobo no sabía si seguir o no. Paró. Con los labios irritados y en la oscuridad, se lamió los labios para saborear el fruto de aquel beso. El beso más emocionante de su vida. No sabía quién era ella, pero eso lejos de parecerle extraño, le inquietaba. El morbo de ese momento, de esas circunstancias le parecía excitante.-Rodrigo coño ¿qué haces ahí? ¡Sal de una puta vez! -le gritó Nakor desde la orilla del lago.
-¡Tenemos que irnos Rodri! -le decía Joel acurrucado en su toalla -¡alguien viene!
Unos pasos se oían desde la orilla acompañados por un par de varitas encendidas. Nakor le tapó la boca a Joel y cogió las capas invisibles tapándose con una de ellas y pasándole otra a su amigo. También llevaba la de Rodrigo, solo que a él no lo veía.
Rodrigo le dió un último beso a la chica.
-Nos volveremos a encontrar.... -le dijo.
-No creo. No deberías estar aquí -le respondió ella.
-Te encontraré de nuevo -prometió, sin dejar de pensar que aquella voz le era extrañamente familiar.
-Te esperaré.....
Rodrigo salió del agua aún temblando por lo que acababa de ocurrir y mirando hacia el árbol se puso la capa que le tendió Nakor. "Volveré a verte, te lo juro....".
Los tres Lobos empezaron a correr hacia el Castillo rodeando el lago para no encontrarse con los dueños de los pasos prevenientes del camino, pues sus huellas se verían en el barro mojado.
En menos de un par de minutos, aparecieron Alejandra y Gabriela con sus varitas encendidas.
-¡Carla....! ¿estás aquí? -intentaba decir en un susurro Alejandra.
Carla empezó a salir del agua con la ropa en la mano pero desnuda. Tiritando... ¿de frío? No, de frío no. Su cuerpo temblaba sin control.
-¡Nena! -gritó Gabriela -no te veíamos... ¿estás bien? ¿qué haces..... desnuda?
-Me estaba bañando aquí, cuando llegaron Rodrigo, Nakor y Joel...
-¿¿¿¿Cómo???? -contestó Alejandra, que se había vuelto a perder a su Lobo -¡Joder! ¿Y te vieron? ¿qué hiciste?
-Déjala respirar Ale -pidió Gabriela -a ver ¿qué ha pasado?
-Nada, me escondí en el árbol. No me vieron... ahí estuve todo el tiempo....
Bajo la mirada incrédula de Gabriela, Carla decidió guardarse para ella sola el momento que había pasado con Rodrigo. Por fin un instante con él. Un beso.... Que mágico había sido todo. Mientras caminaba con ellas cubierta por la capa de Gabriela, rememoraba ese momento único, especial, increíble. Ese sería su secreto. Y sin duda, volvería al lago. Quería estar con Rodrigo de nuevo. Lo necesitaba, y si nadie se enteraba, estaría con él.. cumpliría su sueño, a pesar de que él no supiera su verdadera identidad. Eso, era lo de menos....
4 comentarios:
Ayyyy *-* por fin me acuerdo de comentarte nenis :P lalala, Rodri y Carla, ¡yupiiii!
Tienes arte para escribir leches :P
Besitoos!
WIiiiiiiiiiiiiiiiiii
Me gusto mil el capitulo! es tremendo! me pensba que nos ibas a dejar con las ganas de saber quien era la misteriosa chica (aunque pensaba en ella la verdad XDD)
Genial geme , me alegro de que haya vuelto la inspiracion con salman!
Maldita sea Ale y Gabi siempre llegan tarde!
XDDDD
PD: Ya te lo he dicho, me encanta como habla Nakor *babasmil*
te quieroooooo!!!
Genial ha llegado el momento esperado de rodri y carla ahora solo falta que no sea a escondidas sino que se encuentren para siempre.
Besos
Hola preciosa
Yo quiero ir a ese lago, necesito ir a ese lago, pero cuando no esté ocupado.
Espero q Carla saque en Claro una pequeña cosita de esos besos. Rodrigo necesita a alguien q no es Julia, y q ella aunque quiera mucho a Ángel su pasión es Rodrigo.
Pobrecito Ángel cuanto va a sufrir, con lo bien q m cae y nadie se acuerda de él.
Abrazotes y bezote en la frente.
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