lunes, 4 de febrero de 2008

Pensamientos secretos





-...¿Que si soy feliz? ¿No crees que aún es pronto para decir eso? Acabamos de empezar.
-Ya lo se tonta, pero me refiero a que si te sientes.... alegre.
-Bueno, puede decirse que Ángel me ha devuelto las ganas de sonreir. ¿Es eso felicidad?
-Al menos no estás llorando por los rincones por ese desgraciado que no vale la pena -dijo Alejandra que se puso de mala leche al acordarse de su nombre: Rodrigo.
-Si, eso es verdad... además Ángel es bueno, simpático y.... está como un queso -dijo Gabriela que comenzaba a babear.
-Gabi, estás hablando de mi novio eh... contrólate. Al menos delante mia -rió Carla dándole un empujón a su amiga en el hombro.
-Era broma tonta -le sacó la lengua, pero Carla no estaba muy convencida de que lo hubiera dicho de broma.
-Bueno, entonces es oficial ¿no? ¿estais saliendo verdad? -preguntó Alejandra, sin saber a cual de las dos preguntar, si a Carla o a Gabriela.
-Si. Estamos saliendo -le respondió Carla mirando a Gabriela algo confusa.
-¡Pues habrá que celebrarlo! -gritó Alejandra tras el gesto de cabeza de Gabriela.

Las tres salieron hacia la cocina para coger algo de comer. Se darían un buen atracón de dulces en la sala de la Zona Común para celebrar el noviazgo de Carla y Ángel, el Capitán de los Linces.

Ya llevaban tres días saliendo. Tres días desde el beso en la Sala de la Estrella. Y aunque Rodrigo estaba feliz porque estaba con Julia y era lo que más había deseado desde la llegada al Castillo a principios de curso, no podía estarlo completamente. La cara de Carla se había quedado grabada en su mente.... sus lágrimas, su cuerpo inmóvil al lado de la puerta mientras él besaba a Julia era algo indescriptible.
Imaginaba sus ojos verdes tan claros como el mar a causa del llanto y su estómago le daba un vuelco que no entendía. No entendía nada de lo que le pasaba. Por fin estaba con Julia, pero dentro de él sentía que le faltaba algo. Algo que añoraba, y que al pensar en Carla llenaba su corazón haciendo brotar en él una sonrisa.

-Hola nene -le dijo Julia con una sonrisa mientras se sentaba junto al pequeño lago que rodeaba al castillo, donde Rodrigo había extendido un mantel que se había llenado al instante de dulces y zumos de varios sabores diferentes.
-Hola Julie -respondió Rodrigo que estaba echando zumo de arándanos en un vaso para dárselo a Julia.
-¿Qué tal el dia? El mio agotador un asco.... antídotos para la Amortentia... Odio Pociones -suspiró.
-No te preocupes ahora estamos aquí solos tu y yo -terminó dándole un beso en los labios.

Por detrás de Julia, aparecieron Carla y Ángel. Los dos de la mano paseaban como Rodrigo y Julia lo habían hecho el día anterior. Un escalofrío recorrió el cuerpo de el Lobo que casi se atraganta con el zumo de arándanos.

-¿Qué pasa? -le dijo Julia preocupada dándole una servilleta para que se limpiara el zumo de la barbilla.
-Nada, solo me atraganté -mintió para que Julia no se diera cuenta de que detrás de ella estaban los Linces.

Ángel se acercó a Carla y la besó. Lentamente, labios con labios, saliva, lenguas entrelazadas. Carla sorprendida. Ángel extasiado. Rodrigo boquiabierto, casi enfadado, "¿celoso?". Julia ingénua, sin darse cuenta de nada. Aquel era un cuadro conmovedor, extraño....
Tras saciar su primer beso, el primero en toda regla, Ángel y Carla siguieron adelante hasta la Encina Vieja. Ese árbol albergaba en su tronco el nombre de tantas parejas que habían pasado por la escuela, que a penas podían verse ya los trazos hechos con las varitas. Pero ese no era el objetivo de la visita al árbol. Ese día solo disfrutarían de su sombra mientras merendaban juntos, solos.

Alejandra había salido en busca de algunas lagartijas de fresa dejando a Gabriela en la sala, frente a la chimenea. Con más calor del que podía soportar, decidió salir a dar una vuelta por los pasillos del Castillo a ver si encontraba a Alejandra, que estaba tardando demasiado. Cogió su varita y salió por la puerta. La cerró tras de si mientras acariciaba la balaustrada que asomaba al hueco de las escaleras. Deslizó la mano por las barandillas de las largas escaleras mientras bajaba.... Escalón, otro, otro más, delicada suavidad la de la piedra pulida de la baranda, sus dedos jugaban con ella. Iba pensando, sin mirar, pensando en sus cosas, en lo que veía, en lo que pasaría, cuando chocó.

-Ayss... Lo siento, no vi qu.... -se quedó perpleja, casi con la boca abierta, pero tuvo la sutileza de cerrarla a tiempo.
-Perdona, no te vi. ¿Te has hecho daño? -le preguntó el Delfín al que tantas veces había deseado volver a encontrarse, pero sin suerte.
-No, no... estoy bien, gracias -le respondió sacudiéndose la falda, más que nada para no mirarle a los ojos, seguro estaría colorada como un tomate.
-¿Seguro?
-Si -intentó sonreir y le miró -no te preocupes.
-Vale -sonrió también -por cierto, no te olvides de mirar por donde vas... no vaya a ser que te choques con todos los que vayan subiendo -terminó y le guiñó un ojo antes de seguir subiendo las escaleras.

Ella, colorada perdida y con la boca abierta, le siguió con la mirada hasta que se perdió tras una de las tantas esquinas. Inmóvil intentaba recordar qué hacía en medio de la escalera, a dónde iba antes de encontrarse con el chico, pero no lo lograba.

-¡Tengo que contárselo a Carla y a Alejandra! ¡¡Eso joder, iba a buscar a Alejandra!!

Bajó las escaleras como un rayo hacia las cocinas para buscar a su amiga y contarle hasta el más mínimo detalle, todo.

Mientras, Nakor y Catalina habían vuelto a verse en un par de ocasiones. Sin a penas darse cuenta, los dos deseaban quedar para hacer algo, lo que fuera. Cada vez con más frecuencia. Y si no se veían, se buscaban por los pasillos, por el Salón, en medio de las clases.... Nakor se sentía tan raro que no sabía qué pensar de él mismo. Hacía más de una semana que no salía a hacer de las suyas, y tampoco le apetecía. Se sentía más extraño que un troll en un examen. Y es que sin admitirlo, sentía que le gustaba Catalina. Le encantaba estar con ella.... A él no la parecía rara, como decían todos, es más era simpática, inteligente, dulce y divertida "¿dónde estaba lo raro en todo eso?". Y si en verdad era rara, entonces, él también lo era. No le importaba lo más mínimo lo que pensara la gente, estaba dispuesto a seguir viéndose con ella, así se le echara el mundo encima.

Pero Catalina no lo veía tan claro. Era un mar de dudas, de incertidumbres, de miedos.... Si alguien de su familia se enteraba que estaba tonteando con un mestizo, la sacarían de la escuela seguro. Ella estaba destinada a casarse con un puro, y la sola idea de un noviazgo con alguien que no lo fuera, no entraba en los planes de su padre. "Mi padre...." solo pensaba en él. Le había metido en el lio más grande de su vida. Si alguien se enteraba de lo que tenía que hacer, la expulsarían... o peor, la enviarían a la cárcel mágica bajo el Ministerio... a ella y a su padre. "Además él no merece esto", su único pensamiento últimamente era para Nakor. Lo que menos deseaba era que Nakor se metiera en lios por su culpa. Debía mantenerlo al margen.... y eso haría.


-Mi vida es demasiado complicada.... él está fuera, y ahí debe quedarse. Fuera.... -una lágrima resbaló por su mejilla, pero antes incluso de rozar la barbilla, se la secó con la mano con más coraje que otra cosa.

Impotente, no podía hacer nada. Si él entraba, todo sería más difícil. Se tomó un caldo de verduras metida en la cama y se tumbó en la cama.... en nada se quedó dormida.


El pobre de Joel se había quedado casi sin amigos: Rodrigo que no tenía más ojos que para Julia, y Nakor que estaba tan raro que ni hablaba. Intentaba animarlo, pero no lo conseguía. Incluso le propuso salir de noche al bosque para bañarse en el lago termal, pero la idea no le sedujo demasiado, ya que ni contestó. "A saber qué le pasa a este ahora... no será..... oh, no.... ¡otro más no....!" Era una plaga. El amor se extendía por el Castillo, a la mala edad de los dieciséis. La adolescencia surgía en los alumnos como una explosión de deseo incontrolable... y la culpa era de las cada vez más alteradas hormonas juveniles. "¡Malditas!" pensaba Joel que se sentía cada vez más solo.

4 comentarios:

Malktf dijo...

"A saber qué le pasa a este ahora... no será..... oh, no.... ¡otro más no....!" Era una plaga. El amor se extendía por el Castillo, a la mala edad de los dieciséis.

Me ha encantado este final, ha sido increible jejeje

El capitulo ha estado genial.

Besos de sabores

Anónimo dijo...

Coñooo!!!
Que yo me pensaba que te habia firmao !!!!
Eso es por que te escribi y la zorrona de mijefa vino y no me dejo enviartelo seguro...porque aun no me quedao tan loca yo....no?

A ver me ha encantado la cara de Rodri al ver a la parejita feliz de la vida por los terrenos de Salman, y catalina...ummm mas dao penita por lo de Nakor, si si aunque sea en el MUY fondo ¬¬ XD

Te quiero gemelitaaa

Besotes supermegacosmicos!!

Anónimo dijo...

Por cierto!!!
Quien a votao la pareja de Carla y Rodrigooo?? que se muestre lalala

Anónimo dijo...

O yo estoy tonta, o me estoy volviendo loca como la trilli...yo que entraba para ver si habia alguna nueva entrada, y me encuentro con que en la ultima no firme...pero si yo juraria que lo habia hecho...si lo que te digo tanto adivinar me esta dejando trastocá jaja. Pues nada aqui firmando, la entrada bestial, me gusta eso de que Rodri se este muriendo de celos, porque si, si eso es lo que ha sentido, que lo se yo, pero como en la vida real...Chaval que no se puede tener a las dos chicas, so listo!!!jiji.
Peazo encontronado con mi andres, si es que...es una ricura de chico, ayss si le tuviera ahora mismo aqui....Bueno os podreis imaginar lo que haria...jaja, umm como se nota que a estas horas no estoy muy cuerda que se diga....jaja

Bueno mi niña que te quiero mucho, sigue escribiendo asi, que nos tienes en vilo...Besotes amorosos para mi niña lince!!