Al día siguiente todos se levantaron temprano. Comenzaban las clases y todos debían asistir sin excepción alguna.
Carla se levantó contenta, aún aturdida por la mala noche, pero con la nueva esperanza de que se encontraría con Rodrigo. Seguramente, no en clase, pues cada curso y casa daban clases por separado, pero sí en la comida, o quizá en la merienda, en los terrenos... debía encontrarle de nuevo.
Tras ponerse el uniforme, cogió sus libros, un pergamino y su puma y lo metió todo en su mochila. Salió de la Zona Común seguida por Alejandra y Gabriela que habían hecho lo mismo y se dirigieron hacia el Comedor para tomar el desayuno antes de empezar las clases.
Estaba lleno de alumnos que se agolpaban en la mesa de su casa, sentándose para desayunar, riendo tras alguna broma, preparando sus utensilios de clase, o simplemente leyendo El Mundo Mágico para enterarse de las últimas noticias.
-Vamos chicas, desayunemos rápido o llegaremos tarde a la primera clase -dijo Alejandra.
-Yo no tengo mucha hambre de todas formas -respondió Carla que estaba más interesada en buscar a Rodrigo en la mesa de los Lobos.
-¡Buenos días!
-¡Hola Julia! -le respondió Carla que no le había visto llegar -¿cómo estás?
-Muy bien nena, dormí estupendamente... como un tronco, para no variar.
Las chicas comenzaron a reirse. Pero lo que no sabían Alejandra y Gabriela, es la verdad que había detrás de esas palabras. Este año fue el primero en que coincidieron en el dormitorio con Carla, que ya las había puesto al día sobre las aficciones de Julia. Tras unos minutos de charla matutina, las chicas se despidieron de Julia que fue a sentarse junto a sus compañeros Halcones, mientras las tres Linces hacían lo propio en su mesa.
Comieron hasta hartarse: tostadas con miel, pastas de higos, zumo de naranjas, tortitas con mermelada de arándanos, cafe... Cuando ya no podían más, se levantaron dispuestas a dar su primera clase.
Les tocaba Alquimia, una de las asignaturas favoritas de Carla. Echaba de menos a su profesor, a Arturo... que delicia verle por las mañanas... Pero aquello ya pasó. Arturo ya no daba clases para los de sexto, se quedó en cuarto, por no mencionar que decidió irse del Castillo y alquilar un ático en Sanchotello tras enterarse de aquello. Se puso colorada al pensarlo... ¿quién iba a pensar que aquella niñata se lo diría al profesor? "¿y ella se hacía llamar amiga? Maldita", como la odiaba por rebelar aquel secreto...
Desde entonces se había vuelto algo más cauta con sus amistades, y sobre todo, ya no les contaba a sus amigas secretos tan importantes, solo a Julia que era su mayor confidente.
Tras varias nociones sobre cómo poder hacer el Agua de la Juventud Eterna, cambiaron de clase. Ahora tenían Pociones. Otra asignatura divertida para ella, le encantaba. Experimentaron con la Poción de la Vida, en la que era posible devolvérsela a alguien que hubiera muerto de manera natural siendo el tiempo inferior a dos horas. Probaron con una pequeña mariposa a la que debieron matar antes. Según la profesora, esta poción caería en los próximos C.A.P.A.s (Control de Aptitudes Prácticas en Adultos), y como no, era digna de aquello, pues era bastante difícil de obtener. Nadie consiguió hacerla, por lo que la profesora decidió revivir a las mariposas con la suya, y puso como tarea escribir un pergamino sobre los ingredientes y cómo se obtenía la Poción de la Vida.
Los alumnos salieron muy decepcionados, aquello fue demasiado para el primer día de Pociones, y Carla se dio cuenta de que debería estudiar mucho más que para sus primeros C.A.P.A.s.
Tras esta, tocaba una clase de Adivinación. Era la peor asignatura para Carla, no le gustaba nada. Sin embargo, era la favorita de Gabriela, que entró emocionada. Se sentaron en una mesa de camilla tapada por una hermosa tela de raso color ámbar. Bajo las instrucciones del profesor, las chicas se leyeron las manos unas a otras mientras debían decir qué es lo que veían. Carla y Aljandra miraban a Gabriela algo alucinadas, ya que la chica no sabía más que sonreir mientras miraba las líneas atentamente.
-¿Qué estará viendo? -le susurraba Alejandra a Carla.
-A saber -le contestó mirándola de reojo.
-Cosas interesantes... muy interesantes... -respondió Gabriela mientras leía las líneas de Carla.
Tras dos horas de Adivinación, las chicas salieron de la clase como alma que lleva el diablo hacia el Comedor, tenían un hambre voraz.
-Por Merlín menudo primer día... -dijo Carla mientras se sentó fuertemente en la mesa de los Linces y cogió un plato para llenarlo de todo lo que pudiera -¡¡¡Qué hambre!!!
-Y tanto nena... -Alejandra hizo lo mismo.
-Teneg cuigago, no podreiz con togo ego.. -dijo Gabriela que ya estaba comiendo.
Mientras, en la mesa de los Lobos, Rodrigo, Joel y Nakor estaban igual o quizá más hambrientos. Comían sin parar, a dos manos: mientras en una sujetaban muslos de pollo, en la otra sujetaban empanada de atún.
Rodrigo lanzó una mirada fugaz a la mesa de los Halcones, desde la que Julia lo miraba y no paraba de reir.
Éste se compuso. Soltó la empanada y el muslo de pollo en el plato, cogió el tenedor y el cuchillo y comenzó a cortar el pollo. De vez en cuando miraba de reojo a Julia, que ahora lo miraba con una sonrisa.
Carla, por su parte, estaba demasiado ocupada mirando a Rodrigo como para percatarse de que el objetivo de las miradas del chico era su amiga Halcón. Lo había visto "Por fín", y lo mejor de todo es que aún quedaba toda la tarde por delante....
3 comentarios:
Pobre carla, cuando se entere que a rodri le gusta julia :(
Esta genial la entrada!!! Sigue asi jejjee
JOdeeer ¬¬ llevo desde esta mañana intentando escribirte leñes!
Jooo con la pobre Carla se va a llevar un disgusto cuando se entere de lo de Rodri...
Te veo luegoooo geme!!!
Besitos cosmicos!
Hola preciosa
Empieza el curso, aunque más que aprender clases de magia parece que les espera clases de sentimientos.
Gracias por traernos un poquito de magia.
Abrazos cariñozos
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