viernes, 14 de diciembre de 2007

Sueños y desconciertos..




Aquel día había sido simplemente perfecto. Carla no recordaba nada igual, más que nada porque nunca había le había visto. "¿Cómo era posible?" No lo podía creer.... Estaban en el mismo curso, con total seguridad, ambos habían coincidido en alguna clase, y jamás se había fijado. Todo se lo debía a su general despiste. Nunca se fijaba en las cosas, ni en la gente. Pero esta vez lo hizo.
Al llegar a la puerta de la Zona Común, el Encargado pronunció un hechizo que acompañó con un movimiento de varita:


-¡Aperio ianua! -dijo mientras de la varita salian algunas chispas doradas que se unian a la puerta para dejar que se abriera.


Parecía fácil, si, pero para que llegara a abrirse, el hechizo debía decirse pensando en la palabra que abría la puerta, que no aparecía en el conjuro, por lo que ningún alumno que no fuera de la casa podía entrar. La clave era pensar en la palabra "Clavis"
Tras ellos, la puerta debía cerrarse diciendo "Clausum", y eso fue lo que hizo el Encargado.
Una vez dentro, los chicos comenzaron a repartirse por la Zona Común. Mientras la mayoría había decidido acostarse por el cansancio del viaje, Carla, Alejandra y Gabriela se quedaron en el sofa, delante de la más hermosa chimenea jamás vista. Les encantaba ser Linces... para ellas, era la mejor casa del mundo.
Al cabo de diez minutos se habían quedado a solas las tres, todos los demás estaban en sus dormitorios.
Carla, aún no tenía ganas de dormir... ¿cómo lo haría despues de tantas emociones? No tenía sueño, sus ojos parecían platos mientras miraba el fuego de la chimenea de mármol.

-...verdad Carla? -preguntaba Alejandra.
-¿Emss? qu... ¿qué pasa? ¿es a mi? -dijo distraída.
-Claro... ¿a quién más? -respondió Gabriela que la miraba levantando una ceja.
-Lo siento chicas, no escuché lo que me decíais.
-Se nota, se nota... ¿en qué piensas Carla? -preguntó Gabriela con curiosidad.
-En nada... -se apresuró a decir la chica -creo que me iré a dormir, me siento algo cansada, y mañana empiezan las clases... debemos estar listas.
-Cierto, deberíamos irnos a la cama -concluyó Alejandra.

Las tres chicas se levantaron del sofá y subieron las escaleras para entrar en el cuarto común que las tres compartían. Carla se puso el pijama lo más rápido que pudo, pues tenía bastante frío, y se metió en la cama, aún inmersa en sus cabilaciones... "Rodrigo...." Sin duda, había sido el mejor descubrimiento que había echo en mucho tiempo. Su mirada, con esos ojos azules que quitaban el hipo, su sonrisa, sus labios, sus perfectos dientes, su cabello moreno, que junto con los ojos le daban un aspecto totalmente irresistible, su espalda fuerte y hombros anchos, su torso, que se notaba moldeado y con incipientes músculos... todo en él la llevaban a un estado de embriaguez insoportable. No podía conciliar el sueño. No con esa sensación en su estómago, y aquellas palpitaciones que sentía desde que lo vió en el Vapor.
Se dio media vuelta entre sus frías sábanas para intentar alejar los pensamientos que la rondaban, pero no lo consiguió. Su corazón era peor que las pisadas de un caballo de carreras, galopaba con una fuerza irrefrenable. "¿Qué le pasaba? Jamás había sentido eso... solo una vez, algo parecido, con el profesor de Alquimia, pero tampoco sintió aquello"... Entre tanto, se quedó dormida.
Mientras en el dormitorio de los Lobos, Rodrigo que compartía habitación con Joel y Nakor, ya estaba en la cama. También pensaba en lo ocurrido durante el día. Lo que más le había impresionado sin duda, había sido su primer encuentro con Julia, sus preguntas ansiosas, su interés en él, su mirada, su cabello rubio a la luz del sol que entraba por las ventanas del tren... En ese momento sitió algo en su estómago, y después un poco más abajo. Una opresión difícil de controlar. Se asombró al sentir aquello y se sentó en la cama para calmarse y beber un poco de agua. Alargó el brazo hacia la mesita de noche para coger el vaso. Bebió. Volvió a dar otro sorbo mientras intentaba que se le pasara aquello. Sin lograrlo, se volvió a tumbar tapándose y encogiéndose en la cama, acurrucado como un niño. Al cabo de un rato también se quedó dormido. Pasó toda la noche soñando con Julia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jooo geme aqui cada uno pensando en sus cosas XDD
Se tendrian que escapar todos para celebrar que estan en Salmanfortis!!

Naah nena que como no he slaio tengo ganas de fiesta juasss

Besitos gemeeemiaa