sábado, 12 de enero de 2008
Confesiones de media noche en la Zona Común
Ya eran las doce. Gabriela, Alejandra y Carla estaban en el dormitorio, tenían puestos sus pijamas y se habían tapado con las mantas. Carla puso uno de los grandes cojines amarillos que habitualmente estaban en su cama tras su espalda para dejarse caer. Alejandra estaba sentada y Gabriela, había decidido ir a por su bata, tenía algo de frío.
-¿Bueno qué? ¿Empezamos? -les dijo Alejandra algo ansiosa.
-Por mi está bien, ya me he puesto cómoda -le soltó Carla.
-Yo también estoy lista -dijo Gabriela que se había metido con la bata en la cama y se tapaba incluso los brazos.
-A ver ¿quién empieza? -dijo Alejandra para romper el hielo.
-Un segundo, antes, tengo que decir algo. Si alguna no quiere contestar alguna pregunta de las que hagamos, está en su derecho de callarsela -aclaró Carla, que no estaba muy segura de que el juego fuera a gustarle tanto como antes.
-Está bien Carla, entonces, empezaré yo -dijo Gabriela valiente.
-Muy bien Gabi... a ver, dinos algo: algo que no sepamos -pidió Alejandra.
-Bien. Pues... para empezar, deciros que me ha encantado que este año nos tocara juntas en el mismo dormitorio. Para mi ha sido genial, lo estaba deseando desde primero. Sois mis mejores amigas y os quiero muchísimo. No se cómo acabaremos este curso, pero lo que si se es que me encantaría que el año que viene estemos las tres juntas de nuevo en este mismo dormitorio...
-Y a nosotras... pero a ver, cuéntanos algo sobre tu vida amorosa... ¿tienes a alguien en mente? -preguntó Carla, que al parecer le interesaba sobremanera ese tema.
-No es muy interesante, la verdad. Salí con un chico que se llamaba Salvador con doce años. Pero no fue nada serio, éramos muy pequeños. Aunque ha habido alguien que si me gustaba de verdad. Se llamaba Miguel, y era ayudante de mi padre. Desde que dejé a Salvador estuve enamorada de él. Me encantaba. Era alto, moreno y con los ojos color miel. El problema es que tenía diez años más que yo. El año pasado, me enteré de que se había casado y se fue a vivir a Tenerife. Así que no lo he vuelto a ver desde entonces. No se qué habrá sido de él. Espero que sea feliz.
-Joder Gabi, no tenía ni idea -le dijo Carla sorprendida ante las revelaciones de Gabriela -pero entonces ahora ¿no te gusta nadie? ¿aunque solo sea un poquito?
Carla lo estaba haciendo a propósito, queria saber si a alguna de sus amigas le gustaba Rodrigo, "su Lobo" como le decía cuando estaba a solas, nunca pronunciándolo en alto.
-Pues.... la verdad es que....
-¿Qué? ¿hay alguien? -preguntó Alejandra que también quería saber.
-Digamos que.... si -terminó en un susurro.
-¡¡AHHHH!! -gritaron las otras dos, por motivos diferentes: Alejandra quería saber para averiguar si lo conocía, Carla, para saber si era Rodrigo. Las dos saltaron de sus camas y fueron a la de Gabriela -¡¡Cuenta, cuenta!!
-¡Chicas, chicas! Tranquilas, os lo contaré todo... a ver, el chico que me gusta es... Andrés, un Delfín -terminó poniéndose ligeramente colorada.
-¿El chico del otro día? ¿El del Patronus? -le preguntó Alejandra asombrada, pues solo lo había visto esa vez delante de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Si, el mismo.
-¡Genial! Me pareció interesante... me gusta para ti Gabi -le dijo Alejandra guiñándole un ojo a una Gabriela más colorada que antes.
-Bueno, yo ya lo conté todo... ahora le toca a Alejandra.
Alejandra estaba muy dispuesta a escuchar a la demás, pero no demasiado a hablar de ella.
-¿Qué quereis que os diga?
-Tus amoríos... ¿Qué más? -le dijo Gabriela no tan interesada como Carla, daba la impresión de que lo sabía, sabía todo.
-Pues... es simple. Solo he tenido un novio se llama Tomás, y es de los Halcones.
-¿¿Tomás?? ¿Ese chico rubio de ojos claros que es capitán del equipo de quidditch de los Halcones? -le dijo Carla sorprendida.
-El mismo -contestó Alejandra.
-¡No tenía ni idea! ¡¡Que bien guardado te lo tenías petarda!! -le reprochó Gabriela guiñándole un ojo.
-¿Y cómo que no sabíamos nada? Nadie se ha dado cuenta de eso... -preguntó Carla que no entendía nada.
-Lo mantuvimos en secreto.
-¿Por qué? -Carla cada vez entendía menos.
-Al parecer, él tenía novia. Una Oso a la que ya no quería, algo celosa y a la que no sabía cómo dejar. Supongo que yo fui su motivo -terminó Alejandra a la que le calleron dos lágrimas por las mejillas.
Las chicas estaba atónitas, no sabían qué decirle, cómo consolarla. La abrazaron.
-¿Aún le quieres? -le preguntó Carla.
-Tanto como querer, no. Pero aún siento algo por él. No se cómo describirlo.
-No hace falta cielo -le dijo Gabriela acariciándole la espalda.
-Pero bueno, aún me falta otra cosa -les dijo intentando sonreir -... siempre me ha gustado un amigo muggle, Valentín, desde que tengo uso de razón. Le confesé que me gustaba, pero el día anterior había empezado a salir con una chica de la que al parecer estaba enamorado desde hacía tiempo. Lo dejé por imposible. Corté la amistad, me hacía daño verle cómo él quería: no podía sentirle como un amigo, para mi era mucho más.
-Bueno, bueno... ¡Ya basta! Mejor dinos si tienes alguien en el punto de mira -le preguntó Gabriela dándole un codazo mientras reía.
-Lo cierto es... que hay alguien que me encanta...
-¿¿QUIÉN?? -preguntaron las dos a la vez.
-Un Lobo...
Carla cerró los ojos, y el corazón se le disparó. A penas podía respirar.
-¿Qué Lobo? -preguntó sin saber si quería conocer la respuesta.
-Es... Nakor -Alejandra se puso tan colorada, que no sabía cómo abanicarse.
-¡Nakor! ¡¡Es genial!! -gritó Carla -Cuenta, cuenta...
-Pues... solo le he visto un par de veces. Sobre todo en la enfermería el día de la Saxem. Pero me parece que es muy guapo, valiente y arriesgado.
-¿Te refieres a sus andanzas por la noche? Son conocidas por todos en el Castillo... raro es que no le hayan expulsado ya -terminó Gabriela negando con la cabeza.
-A mi me encanta... -le calló Alejandra.
-Está bien, esta bien... pero te meterás en problemas por él, ya estás avisada.
"¿Otra profecía de la Gran Gabriela?" Alejandra la miró asustada, pero le daba igual. Por Nakor merecía la pena correr algunos riesgos.
-Pues... ya solo quedas tú Carla -sentenció Gabriela, tan acostumbrada a las caras de Alejandra que ni cuenta le echó.
-¿Yo? No creo que os interese mi....
-¡¡Claro que si!! ¡Nos interesa! -gritó Alejandra que estaba dispuesta a que hablara, pues ella lo había hecho.
-Está bien, está bien... os lo contaré todo. Pero después no quiero que digais "que pena la pobre Carla" -aún se pensaba si decirles la verdad o no... terminó por aceptar que lo mejor era contar la verdad, de todas formas, Gabriela lo sabía seguro.
-Venga, cuenta -achuchó Alejandra que estaba algo más tranquila ante la posibilidad de que Carla les contara qué le había estado atormentando todos estos días.
-A ver... mi vida amorosa no ha sido ningún camino de rosas. Es más, creo que nunca he estado realmente enamorada, o si lo he estado, se han encargado de destruir mis sueños de la manera más ruín.
Alejandra se sentó derecha en la cama y se apoyó sobre el mural de los pies de la cama, agarrándose las piernas con las manos. Gabriela no se apartó del lado de Carla, sabía que sería duro para ella.
-He tenido varios novios. El primero, era un imbécil, pero no me di cuenta hasta que terminamos. Para mi no era lo que se dice guapo... es más, no se por qué empezamos a salir. Quizás por las ganas de tener un novio, de no ser la única que nunca había salido con alguien. Y por experiencia digo, que no se debe tener prisa en este tema. Cada cosa viene a su tiempo. Salimos un mes solo. Era moreno, con los ojos negros y con aparatos en los dientes. Los de la pandilla del barrio se reían de mi por besarle, y eran mis primeros besos. Eso me marcó. Él cortó conmigo, sin darme un por qué. Solo después lo supe. Estaba enamorado de una amiga mia.
-Joder nena, lo siento -le dijo Alejandra que se había puesto la mano en su boca abierta.
-No pasa nada... pero claro, al ser el primer amor lo recordaré para siempre. Después vino Sergio. A él si que le quería. Era rubio, alto, ojos miel.... Me encantaba. Aunque creo que él nunca me quiso. Dos meses, dos en los que cada día pensaba en él hasta que nos veíamos. El problema fue que nunca le besé.
-¿¿Cómo?? ¿Nunca le besaste? -preguntó Gabriela sin creérselo.
-Nunca. Me daba vergüenza, siempre estabamos con los demás pendientes de nosotros. Y después de las risas con mi anterior novio, no me atrevía. Supongo que él se cansó, además ya estaba mi "amiga" para consolarlo -dijo Carla haciendo hincapié en la palabra amiga con los dedos -La muy asquerosa, iba a buscarlo cuando yo no estaba y a saber lo que harían... ¿para qué iba a estar conmigo entonces?
-Yo simplemente, no lo puedo creer... -decía Alejandra que estaba blanca y aún no había cerrado la boca.
-Ella se encargó además de decidir cúal sería mi siguiente novio. Pero no lo permití. Ahí decidí dejarlo todo. Pasar de todos ellos. Y tras un par de meses, volví al Castillo y vi por primera vez a Arturo, el profesor de Alquimia en cuarto.
-¿¿Arturo?? ¿¿te gustaba Arturo?? -dijeron las dos a la vez.
-Si. Yo intentaba disimularlo, pero él siempre me decía que me quedara después de clases, a petición mía porque necesitaba que me explicara las cosas varias veces, soy muy lenta en Alquimia. Y a penas podía disimularlo. Creo que más de una vez se dió cuenta de lo que pasaba, pero se hacía el desentendido. Nos llevabamos bien, pero de nuevo una chica, esta vez de los Osos a la que yo consideraba mi amiga se encargó de decirle que me gustaba. Así que decidió irse del Castillo para evitar tentaciones, como al parecer le dijo a la profesora de Pociones. Alquiló un pisito en Sanchotello. Todo lo escuchó Julia con unas orejas extensibles... y ella me lo contó.
-Joder, es increíble todo eso... -decía Alejandra que no se lo podía creer.
-Eso ya pasó gracias a Casandra... -le dijo Carla sonriendo, ya no le dolía. Había aprendido a forjarse su coraza para que nada le afectara. Pero con Rodrigo se desarmaba, se sentía desnuda. Nada de lo que hiciera le protegía de él, de su mirada del color del mar.
-Bueno, ahora solo queda que nos confieses quién te gusta ahora -le dijo Gabriela tan segura de si misma que Alejandra y Carla la miraron asombradas.
-¿Cómo sabes....? Bueno, no me respondas, creo que Ale y yo ya lo sabemos... Pues si, hay alguien...
-¿De verdad? ¿Quién? -preguntó Alejandra que estaba perdida completamente.
- Es otro Lobo... es... Rodrigo -al decirlo se tapó la boca con las manos.
-¿¿¿Rodrigo??? ¿El amigo de Nakor?
-El mismo, el Guardían de los Lobos....
Después de las confesiones, las tres se dieron un abrazo. Un nuevo vínculo había nacido entre ellas. Ahora se sentía más cercanas que nunca, como hermanas. Tras unos minutos se metieron en sus camas y se quedaron dormidas, sin el peso de tener que llevar solas esos secretos que las atormentaban demasiado. A partir de esta noche, lo compartirían todo.
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4 comentarios:
Para mis gemelas, mis hermanas, mis amigas, mi todo. Va por vosotras: Alejandra y Gabriela.
Menudas confesiones de media noche han tenido las tres chicas.
Pobre Carla, toda su vida sufriendo ojala Rodri despierte y vaya directamente a por Carla.
Me ha encantado el nuevo capitulo.
Besos de sabores
Ohh mi niña muchisimas gracias por dedicarnoslo, yo tambien os considero mis hermanas, mis amigas, una parte esencial de mi vida y tan importante...que no tengo palabras para describir.
Me ha encantado esta entrada con esas confesiones, me han hecho recordar tantos momentos felices y malos, sobretodo con los chicos, me he visto reflejada en ellas.
Como siempre te has superado mi amor, y sabes que te quiero con locura,trilli!!! Muchos besotes gigantescos.
(Syl)
OOooh!!
Mi geme *ojitos* muchisimas gracias por la dedicatoria, que mejor capítulo para dedicarnos que este.
Te superaste me encantaron los momentazos de las confesiones de Andres, Rodrigo y Nakor *babas*
Que bien que al final Carla confiara y dijera lo de Rodrigo, ahora tienen que atacar *lalala*
Eres un amor mi niña, me alegro de haberte conocido un día loco en la sala comun de los leones y de unas conversaciones disparates ha pasado a ser una gran personita en mi vida!
Te quiero mil!
Alejandra
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