martes, 15 de enero de 2008
Sábado de relajación
Al fin sábado. Una semana agotadora, otra más. Se estaba convirtiendo en costumbre: cada fin de semana más deberes, más apuntes para estudiar, más trabajo en las clases. Y todo se les amontonaba ya.
Tras una pila de libros, apuntes y pergaminos inservibles estaban Alejandra, Gabriela y Carla ultimando los deberes de toda la semana.
-¡Acabé! Menos mal, porque ya no puedo más.... me duele la espalda -le dijo Carla a las chicas que estaban sentadas junto a ella en la mesa de la Zona Común donde acostumbraban a hacer los deberes.
-Ni yo... Estoy muerta. Ya los terminaré mañana -respondió Alejandra cerrando "Mil Pociones y sus Antídotos".
-Vamos, ánimo chicas... ¡Al menos así tendremos el fin de semana libre! -gritó Gabriela ante la idea de disfrutar de los dos días que les quedaban por delante.
Las chicas recogieron todo: libros, pergaminos, apuntes, plumas y tinteros y llevaron las mochilas al dormitorio. Alejandra se desperezó sentada de nuevo en una de las sillas de la mesa en la que habían estado antes mientras Gabriela avivaba el fuego.
-Creo que podríamos hacer algo hoy ¿no? -les propuso Alejandra.
-¡Eso! el día no está mal y podemos aprovechar ya que lo hemos terminado todo -dijo Gabriela.
-¿Pero a dónde vamos? -les preguntó Carla.
-¿Qué tal al bosque a merendar?
-No... ya hicimos un picnic... ¡algo nuevo! -dijo Carla.
-¿Qué os parece si vamos al lago termal a darnos un baño? Allí no hace frío.... a parte del calor que desprende el lago, dicen que hace más de mil años, un mago protegió el lugar con un hechizo de calor permanente. Así que podemos pasar allí todo el tiempo que queramos, ni siquiera de noche hace frío en sus alrededores.
-¡¡Estupendo!! -soltó Carla que le apetecía muchísimo un baño caliente de aguas subterráneas, y más aún ante su recién estrenado dolor de espalda.
-¡¡¡Genial!!! -gritó Alejandra que también apoyaba la idea de relajarse allí.
-Pues entonces ¡adelante! Preparémoslo todo y en marcha.
Las tres prepararon una mochila con comida, toallas, poción bronceadora y ropa limpia por si acaso. Aunque era casi invierno, allí arriba, el sol aparecía con fuerza y era preferible estar preparadas antes que quemarse a causa de no llevar protector solar. No se olvidaron de coger las varitas, claro.
-¿Todo está listo ya? ¿podemos irnos? -les preguntó Gabriela, que parecía la encargada de un grupo de Boy Scouts.
-Si Gabi, todo está ya, podemos irnos... -les dijeron las dos.
Salieron de la Zona Común en dirección al bosque. Estaban emocionadas. Hacía tiempo que habían escuchado sobre el lago termal, pero nunca habían ido... ¿Lo encontrarían? Con Gabriela guiándolas, seguro.
En la bibioteca, Nakor buscaba información sobre algunos ingredientes para la Poción Revividora. No estaba resultando fácil porque al parecer, el libro en el que se encotraba la información había sido pedido por una Lince.
-¡Chicas....! -dijo en un susurro cuando se lo comunicó Alexia, la encargada de la biblioteca.
Decidió comenzar por otra asignatura: Transformaciones. Sacó su tintero, una pluma vieja y un trozo de pergamino dejándolos en la mesa mientras buscaba "Transformaciones de Animales Complejos". Iba buscando la estantería T.5-B cuando vió a Catalina sola, llorando. Se acercó sin saber si era buena idea, pero no podía ver llorar a nadie, tenía que hacer algo.
-Hola.... eres Catalina ¿verdad?
-Ho... hola... si, si, soy Catalina. Y tu... Nakor ¿no? -le dijo la chica.
-Si. ¿Qué te pasa? ¿por qué lloras?
-Ohh... no te preocupes, es algo sin importancia... algunos problemas. No pasa nada -le dijo intentando sonreir.
-Puedes contármelos si quieres.
-Te aburriría, además ya se me pasó -dijo Catalina restando importancia.
-Está bien, está bien... si no quieres contármelo, no insistiré. Pero al menos podemos tomar algo juntos y charlar un rato ¿te parece? -le preguntó Nakor.
A Catalina se le iluminó la cara. Nakor le gustaba desde el año anterior y la propuesta del chico le había tomado por sorpresa, pero le encantaba la idea.
Los dos recogieron sus cosas y salieron en dirección a la cocina. Nakor entró y al cabo de cinco minutos, salió con dos botellas de zumo de naranja, varios profiteroles de crema, mermelada y un mantel blanco con con varitas dibujadas entrelazadas con el emblema de la escuela.
-Podemos ir al jardín ¿te parece? -propuso Nakor.
-Me parece estupendo -contestó Catalina.
Fueron caminando despacio por los pasillos mientras hablaban de todo, reían y seguían hablando. Llegaron al jardín, y mientras Nakor extendía el mantel, Catalina le miraba sin creerse que estuviera pasando, que fuera verdad.
-Ya puedes sentarte -le dijo el chico mientras le aguantaba a Catalina las botellas de zumo.
-Gracias... ¡pero siéntate tu también hombre!
-Claro, claro. Ahora mismo... -dijo Nakor sonriendo.
Se pasaron toda la tarde hablando sobre ellos. Sobre las clases, sus equipos favoritos de quidditch y su opinión sobre las Casas. Catalina acabó encantada ante la primera tarde que había pasado con Nakor. Era un cielo. A pesar de todo lo que había oído de él: de sus andanzas.... a ella, esa faceta de "chico malo" le encantaba, le atraía demasiado. Por eso se había quedado impresionada ante la otra cara del Lobo: su cara dulce. Había descubierto que Nakor era especial y que en sus dos sentidos le gustaba.
Rodrigo por su parte, había decidido salir a tomar el aire. Sus amigos no le acompañaban esta vez. Joel había decidido quedarse en la Zona Común jugando a los gobstones explosivos. Y Nakor... no tenía ni idea de dónde estaba, no lo había visto en toda la tarde después de levantarse de una reconfortante siesta. Gracias a Morgana y a su esfuerzo claro, había terminado de hacer todos los deberes atrasados. Podría dedicarse todo el fin de semana a entrenar, a leer, a salir a los terrenos... a lo que quisiera.
Andaba entre los árboles del bosque, sin saber muy bien a dónde iba. Sus piernas le llevaban. Le dirigían. Matorrales, arena, hierba demasiado crecida.... todo pasaba ante sus ojos: "Ya sé a dónde voy" pensaba. Más árboles y de repente....
-¡¡¡Chicas por Melisana dejad de salpicar!!! -gritaba Gabriela.
-¡Gabi, no seas aguafiestas! -le dijó Alejandra mientras le echaba agua con las dos manos.
-Está bien, yo paso.... además, este lugar es para relajarse, no para montar lios ni hacer ahogadillas a los demás -asintió Carla que había decidido cerrar los ojos y disfrutar.
-Bueeeeno, está bien -accedió Alejandra que hizo lo mismo.
Desde detrás de un árbol Rodrigo miraba el espectáculo. Hacía un año que no se acercaba al lago termal. Ya no recordaba la sensación de nadar desnudo en sus calientes aguas a la luz de la luna. Lo extrañaba.
Pero ahora era distinto. Era de día y allí estaban ellas. Las Linces... y Carla. Su corazón se aceleró por un instante al nombrarla en sus pensamientos. La miró mientras salía del lago recogiéndose el pelo en un moño con la varita. Era guapa "¿para qué negarlo?". Su cuerpo grácil, delgado, elegante, bien formado.... su pelo oscuro y largo por la cintura mojado: las gotas caían sobre sus muslos, sus piernas, su espalda y resbalaban dejando su piel brillante por donde pasaban.
A rodrigo se le iban los ojos detrás de ellas, recorriendo cada centímetro de la piel que dejaban mojada. El corazón se le aceleró aún más.
Carla cogió una toalla y se tumbó en la arena del borde del lago, y se puso algo de poción bronceadora mientras se quitaba las tirantas de la parte superior de su bikini amarillo.
Un escalofrío recorrió la espalda del Lobo y en su estómago comenzó a notar unos cosquilleos que no había sentido nunca. No podía dejar de mirarla, de recorrer su cuerpo, de fijarse en cómo sus mejillas comenzaban a volverse rojas a causa del sol.... a distancia podía ver todo eso. Sus pupilas estaban tan dilatadas como las de un gato que acecha para caer sobre su presa. Se mordió el labio cuando sus ojos se posaron en las curvas de la Lince: tan sensuales y a la vez delicadas.
Comenzó a sentir calor mientras se sonrojaba. "¿Es posible que sienta esto por Carla?" se preguntaba. "¿Qué es lo que siento?" Ni él lo sabía.... Estaba confuso, pero aún así no podía irse antes de hablar con ella. Debía poner en orden sus pensamientos: "¿Qué pasa con Julia?". Justo se había dado cuenta que ya a penas pensaba en ella.
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2 comentarios:
Bieeeeeeeeeeeen rodri ya se esta olvidando de julia, carla es su chica!!!
Genial este capitulo noe, el calor se va formando en el estomago jejeje
Besos de sabores
Dios gemeee!!
Procura que no lleve una varita encima cuando me cruce con Catalina....¬¬ XDDDD, pero joooo porquer lloraba??
MI querer saber porque lloraba!!
Ya ya se, no me vas a decir XDDD a ver si un día te levantas spoileadora y me cuentas algo :O:O XDDD
Vivaaa Rodriii (y lo weno que esta) que por fin ha visto a Carla con ojitos....julia NO carla SI
Genial el sabado de relajacion
(si si me encanta salpicar con el agua no lo puedo evitar juasss)
Te quiero mi cieloo!
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