jueves, 10 de enero de 2008

En busca de la verdad





Tras el almuerzo, los chicos de las diferentes Casas tenían tiempo libre para ir a las Zonas Comunes antes de regresar a las clases: Transformaciones y Cuidado de Criaturas Mágicas.
Las Linces tuvieron que transformar un tintero en una ardilla, algo nada fácil a decir verdad, pero lo consiguieron las tres. Se libraron del trabajo acerca de la Transformación Básica que impuso el profesor al resto de la clase.
Salieron de allí con una sonrisa, pues tendrían un rato de descanso después de las clases.
Le tocó el turno a Cuidado de Criaturas Mágicas, en la que debían dibujar a un gnomo. Fue algo más difícil que la transformación de la clase anterior, porque eran muy escurridizos... no les gustaba estar al aire libre, siempre se escondían bajo tierra o en los jardines de la escuela. Al dar por concluida la clase, la profesora no dejó deberes para la próxima clase, ya que todos entregaron sus dibujos mejor o peor hechos, pero entregados al fin. Se despidieron de ella y partieron hacia la Zona Común.

-Menos mal... acabamos las clases por hoy -dijo Alejandra que se sentía agotada.
-Pero tenemos entrenamiento de quidditch, no lo olvides Ale -recordó Carla.
-Joder ¡es verdad! con lo cansada que estoy hoy....
-Ya os dije que era duro chicas, yo por eso no me apunté -sentenció Gabriela, que se reía ante las ganas de llorar de Alejandra.
-Vamos, vamos.. no es para tanto Ale. Solo es una hora, y despúes tendremos el resto de la tarde para hacer algo....
-¿Qué os parece si a la noche hacemos una sesión de confesiones en el dormitorio? ¡como el año pasado! -dijo Gabriela animada ante la idea.
-Como si te hiciera falta Gabi -le dijo riendo Alejandra.
-Venga.... ¡Hagámoslo! ¡Será divertido! Además, tendreis la oportunidad de sacarme información.... vosotras sabreis -terminó Gabriela cerrando los ojos.
-Es muy tentador.... venga, vale acepto -dijo Alejandra.
-Yo... no creo que eso sea... es un juego de crías -dijo Carla intentando hacerse la mayor, pero la verdad era que tenía pánico a que sus amigas descubrieran lo de Rodrigo.
-¡Venga ya! ¡No seas tonta, Carla! Nos divertiremos un rato... di que si, anda -intentó convencerle Alejandra.
-Bueno, vale. Después de cenar.

Las chicas comenzaron a pegar grititos ante la idea de volver a contarse todos sus secretos, como cuando se escapaban de sus dormitorios y se sentaban en el sofá delante de la chimenea, en quinto... Lo cierto es, que Carla jamás les dijo algo que fuera completamente verdad. Tenía miedo de contar sus secretos después de lo de Arturo.... aquello fue un palo demasiado grande. Sentía que jamás volvería a confiar en nadie hasta el punto de contarle sus más ocultos deseos.
Pero al fin y al cabo, las chicas estaban emocionadas y lo haría por ellas, pero no contaría nada que fuera verdad. Se inventaría algo para que no le dieran la brasa y punto.
Al llegar a la Zona Común, Alejandra y Carla se cambiaron de ropa, se pusieron la de quidditch y salieron tan rápido como pudieron "¡llegaban tarde!" Corrieron hasta llegar a los vestuarios.

-H... ho... la.... Án...Ángel -terminó por decir Carla que a penas podía respirar tras tanta carrera.
-Hola chicas. Ya casi íbamos a empezar... ¿estáis listas?
-Si... estamos listas -dijo Alejandra recuperando la compostura.
-Bien, pues vamos al campo entonces -les ordenó el Capitán.

Los tres salieron de los vestuarios montados en sus escobas, dieron tres vueltas al campo para calentar mientras el resto de jugadores ya se encontraba calentando: tiraban quaffles a los aros, intentando ser paradas por Iván, mientras que Miriam, Vanesa y Mario competían por ser los primeros en atrapar la snitch esquivando las bludgers encantadas por Ángel.

-¡Está bien chicos! ¡Ahora haremos un entrenamiento con todos, Carla y Alejandra ya han llegado! Poneos en vuestros puestos....

Cada uno se puso en su posición: Alejandra de Guardiana, Miriam y Mario de Golpeadores, Iván, Vanesa y Carla de Cazadores y Ángel de Buscador. La quaffle se puso en juego y todos comenzaron a jugar, intentando meterla por los aros, esquivando bludgers, buscando a la snitch.... Tras una hora de entrenamiento, estaban agotados.

-¡Está bien, chicos... hemos terminado! -concluyó Ángel, que como los demás, estaba reventado.
-¡Menos mal! -dijo Miriam, apoyada con la cabeza por Iván y Mario.
-Me voy a dar la mayor ducha de la historia del Quidditch... -bromeó Vanesa.
-Yo me apunto Vane -le dijo Carla.
-¡Pues venga, la última es un troll con parálisis cerebral! -Vane comenzó a correr hacia las duchas, pero Carla pasaba de correr... no tenía fuerzas.
-Serás un troll con parálisis cerebral para el resto de tu vida si te dejas ganar por Vane... se las arreglará para proclamarlo a los cuatro vientos en medio del Salón -le dijo Ángel a Carla sonriendo.
-No te preocupes, no importa... estoy demasiado cansada como para correr. Me ducharé llegue antes o después -terminó guiñándole un ojo y adelantó el paso hacia los vestuarios.

Ángel se quedó mirando cómo andaba, cómo se movían sus caderas con el pantalón blanco y las protecciones de quidditch, su chaleco amarillo, su cola alta en la que se había recogido el largo pelo. Le parecía una veela, la encontraba aún más hermosa que una de ellas. La siguió. Entró en los vestuarios y fue hacia una ducha libre en la zona de los chicos... mientras el agua le caía pensaba en ella, en cómo narices le diría lo que sentía, y sobre todo "¿cuándo?".
Mientras, Carla rejuvenecía con la ducha tras aquel día extremadamente agotador. Salió con su albornoz blanco ante la risa de Vanesa.

-Te gané Carla... ¡eres un troll! jajajaja -dijo la chica partiéndose de risa.
-Ya lo se Vane... soy un troll, es verdad, he perdido -reconoció Carla que no estaba como para discutir esas vanalidades.

De repente, volvió a acordarse de Rodrigo. Cogió su ropa interior y se la puso con cuidado bajo el albornoz. Después se lo quitó y comenzó a vestirse: un pantalón rojo de licra, un chaleco largo blanco al que añadió un cinturón ancho y unas botas altas a juego.

-Ángel, yo ya me voy... nos vemos en la cena -le dijo Carla.
-Vale, allí nos vemos.

Terminó de peinarse el pelo mojado y salió hacia el Castillo. Ángel se acariciaba el pelo frente al espejo, que comenzaba a crecerle demasiado. Pero a él le gustaba, así que no se lo cortaría. Vió tras su reflejo cómo desaparecía Carla y cerró los ojos fuertemente "¡otro día más que no se lo has dicho!" pensaba, pero ya era tarde para eso. "¿Cuándo se atrevería a hacerlo?"
Al entrar, frente a las escaleras de la entrada, vió a Catalina. Fue hacia ella, hacía varios días que no la veía, que no la encontraba por ningún lado, hacía días que no hablaban.

-¡Catalina! ¡Eh, Catalina!
-¿Si? ¡Carla, hola! -le dijo la Oso.
-Oye ¿qué te pasa? Hace días que no nos vemos... ¿dónde andas? No hay quien te coja...
-Es que... tengo demasiados deberes... no puedo ni respirar -le contestó con una sonrisa que no convenció a Carla.
-En serio. Si te pasa algo, puedes contármelo ¿lo sabes verdad?
-Claro tonta. Ya lo se, pero de verdad, no me pasa nada.
-Vente al patio de atrás y hablamos -Carla la cogió de la mano y la llevó hasta el patio -Siéntate, anda -la invitó.

Catalina le hizo caso. No tenía escapatoria, no podía irse. Debía hablar con Carla, pero con mucho cuidado.

-A ver, cuéntame ¿qué te preocupa?
-Nada. Absolutamente nada, Carla -contestó Catalina reservada.
-Mira, si no quieres hablar te entiendo. Solo espero que sepas que si me necesitas, estoy aquí para ayudarte en lo que me sea posible -la tranquilizó Carla.
-Muchas gracias Carla, eres una verdadera amiga... pero no te preocupes, estoy bien.
-Entonces, no hay nada más de qué hablar... ¿vienes a buscar a Alejandra y Gabriela?
-Lo siento, no puedo... tengo cosas que hacer -le contestó.
-Está bien. Hasta luego entonces -y se despidió entrando de nuevo al Castillo en dirección hacia su Zona Común.

Alejandra y Gabriela se estaban vistiendo para la cena. Alejandra nunca se duchaba en los vestuarios, no le gustaba. Prefería hacerlo en el baño del dormitorio, por eso llegaba antes que Carla. Cuando ésta llegó, las dos estaban listas para bajar.
En la mesa de los Lobos, Joel, Nakor y Rodrigo estaban listos para salir cuando terminaran de cenar. Deberían esperar a que todos se recogieran en las Zonas Comunes, pero al menos, lo que llevarían en las mochilas estaba preparado. Comieron rápido y salieron del Salón antes de que las chicas entraran. Se encontraron en la puerta. Joel miró a Gabriela, Nakor a Alejandra y Rodrigo a Carla. Todos sonrieron a la vez y se saludaron con la cabeza. Las chicas entraron al Salón y los Lobos subieron a su Zona Común.

-Éstos están tramando algo -sentenció Gabriela.
-Gabi, déjalos en paz... no empieces con tus profecías -le decía Alejandra divertida.
-Estoy contigo Gabi -contestó Carla con los ojos medio cerrados -pero a nosotras no nos importa. Entremos a cenar, que me muero de hambre.

Las tres fueron a la mesa de los Linces y se hartaron de todo lo que pudieron comer.
Mientras, los Lobos estaban ultimando detalles: varitas, capas, brújula... todo estaba preparado.

-Habrá que esperar.... -dijo Nakor que se tumbó en la cama, seguido de los otros dos.

Tras dos horas, el Castillo estaba en silencio. Todos estaban en sus dormitorios... ya eran las doce de la noche, por lo que los Encargados estarían haciendo sus rondas. Rodrigo metió su varita en la capa de invisibilidad y se la puso por los hombros.

-Chicos, llegó la hora. Vámonos.

Salieron los tres, mirando para todos lados en la puerta. No había nadie. Se colocaron las capas y avanzaron hacia las escaleras. Primer tramo, segundo, quinta planta... y así hasta llegar a la baja, donde se encotraba la salida. Gracias a Morgana, no se habían encontrado con ningún Encargado aquella noche. Todo estaba demasiado tranquilo. El hechizo silenciador de Nakor de nuevo, y abrieron la puerta. Una vez fuera, pudieron respirar tranquilos.

-A ver, ya estamos fuera -dijo Rodrigo -Nakor, saca la brújula ¡vamos!
-Voy, voy... nada de prisas ¡eh! -dijo mientras la sacaba de la mochila.
-¿Y bien? ¿ahora para dónde vamos?
-Joder ¿qué le pasa? -Nakor estaba blanco -mierda, se ha estropeado ¡No funciona!
-¿Cómo que no funciona? No puede ser... a ver ¡pásamela anda!

Nakor le pasó el artilugio. Era verdad, la brújula no daba señales de vida. Estaba parada, inmóvil.

-¡A saber que le has hecho zoquete! -le dijo a Nakor dándole un manotazo en la cabeza.
-¡Ahh! Que duele... yo no le he hecho nada leches.
-Pues tendremos que ir sin la brújula... ¿recuerdas por dónde era el lugar en que viste a aquellas dos personas? -le preguntó a Nakor.
-Emm... creo que si. Era muy adentro del bosque... recto por este árbol -intentaba situarse Nakor.
-Bien, pues vamos.

Los tres caminaron por donde Nakor les indicaba, hasta que llegaron a un claro del bosque que estaba demasiado oscuro como para definirlo, pero Nakor era increiblemente bueno en orientación "¡Gracias a Merlín!".

-¡Shhh! Era aquí... no habléis fuerte, puede que estén cerca.

Rodrigo, a penas respiraba intentando escuchar algo. Joel hacía lo mismo, pero nada. Ni un solo ruido.
De repente... algo se oyó.

-.... vamos ¡vete! ¡Corre!
-No... me quedo...
-Haz lo que te digo....

El silencio se hizo de nuevo. Aquel susurro era el de una mujer, una chica, igual que el de la noche anterior. Pero Nakor no estaba seguro de reconocer la voz. Los tres cogieron sus varitas a la vez.

-¡Ahhh! ¡Mierda! ¡¡Quítate de encima!!
-¿Qué pasa? ¿¿Quién es?? -preguntaba Nakor que no podía ver nada a causa de la oscuridad.
-¿Estás bien? -preguntó Joel con la varita preparada.
-¡Lumos! -gritó Rodrigo, que estaba de espaldas tumbado en el suelo... y sobre él estaba ella.
-Joder ¿érais vosotros? -dijo la chica.
-Coño Julia... ¡¡¡Qué susto nos has dado!!! -le dijo Rodrigo encantado porque ella estuviera sobre él.
-Pues anda que a no... a mi... ¿Qué hacéis aquí?
-¿Y tú? -preguntó Nakor desconfiado.
-Pues... buscando algo que se me calló en el entrenamiento de quidditch -soltó Julia, era lo primero que se le vino a la mente -¿Y vosotros?
-Pues... Nakor, que se empeñó en buscar al fantasma de Alfonso -contestó Rodrigo saliendo airoso por poco.
-Pero chicos, es una leyenda... el fantasma de Alfonso no está por aquí -les dijo Julia -bueno ¿qué? ¿me ayudais a levantarme?
-Claro -dijo Joel, que le tendió la mano.

La chica se levantó de encima del pobre Rodrigo, que estaba tan sucio como un troll. Miró a Joel que le hizo un gesto con los hombros y después dobló la boca. Al parecer no le parecía tan mal haber estado con Julia tan cerca, a pesar de haberse manchado la sudadera.
Todos volvieron al Castillo bajo las capas: Julia y Rodrigo bajo la misma. Una vez en la sexta planta, Julia se despidió de ellos para dirigirse hacia la Zona Común de los Halcones. Los Lobos fueron a la suya.
En el dormitorio, Nakor no estaba demasiado tranquilo.

-No puede ser... Julia es la chica del otro día... la que tiene que llevar a cabo la misión encomendada -les dijo repitiendo las palabras que había escuchado la noche anterior.
-No digas tonterías Nak, Julia no es capaz de...
-¿De qué? ¿Acaso la conoces tanto como para afirmar eso? -le preguntó Nakor fuera de sí.
-Pues... no tanto pero..
-¿Ves? No sabemos si es ella o no... pero lo cierto es que estaba en el bosque, en el mismo lugar de la noche anterior....
-No, no me lo creo -sentenció Rodrigo -ella no sería capaz de hacer algo malo ¿verdad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gemeee!!
ASi no se puede leer!
Y diras tu...."Como?" y entonces yo te contesto.. babeando con las fotos nuevas que has puesto!
La leche que fotos!
*babas* *babas*

Julia? no es julia verdad la que estaba la otra noche en el bosque no? ummm tocan confesiones!!
Y gabi es una superadivina lalala

A ver que pasa!

Besitos cosmicos cielooo

Te quiero!

Malktf dijo...

Julia???? No me puedo creer que sea ella!!! Pero bueno mejor ella que carla!!! Con lo buena q es carla!!!

Genial la nueva entrada como siempre.

Besos de sabores